“¿acuerdo o derribo?”
El martes pasado la empresa
convocó una reunión de la Comisión Negociadora para contarnos el acuerdo al que
habían llegado con UGT. Y decimos “contarnos”, porque la empresa en ningún
momento nos ha hecho entrega del texto con la redacción del acuerdo. Ni a
nosotros, ni por supuesto, a los trabajadores que se verán afectados por las
condiciones económicas y laborales que se han pactado.
Ese oscurantismo puede llevar
a interpretaciones erróneas o interesadas, en la que cada uno “cuenta” la
historia como mejor le parece. Y como ha ocurrido en otras ocasiones, acabe
pasando que: “donde dije digo, digo Diego”.
Resulta extraño que no se
quiera dar a conocer la redacción de un acuerdo que va a regular las
condiciones de trabajo durante los próximos 5 años. Seguramente durante muchos
más años. Solo hay que hacer un pequeño repaso a los últimos Convenios para
darse cuenta de que difícilmente se van a volver a recuperar aquellos derechos
que ahora se pierdan.
Por lo que pudimos ver, lo que
se ha firmado no es un acuerdo, es el derribo de las actuales condiciones
laborales. Es la entrega de muchos de los derechos y condiciones laborales que
se conquistaron en las décadas de los 80 y 90.
En 1981, se consiguió no
trabajar los sábados. El año anterior se había hecho huelga todos los sábados
que la empresa había programado. En 1989, cuando muchos de los que ahora
trabajan en esta empresa aún no habían nacido, se consiguió instaurar en esta
empresa una jornada diaria de 7 horas 45 minutos. En 1998 se estableció “una
Comisión Paritaria para establecer una Mesa de Trabajo que estudie fórmulas que
permitan una reducción gradual de la jornada hacia las 36,5 horas semanales”.
Ahora quieren hacernos volver a las 40 horas semanales y a los sábados
obligatorios.
Si alguien piensa que en
aquella época en este país se ataban los perros con longanizas y que esta
empresa nos regalaba los derechos porque es muy buena, que le eche un vistazo a
la hemeroteca.
Quienes en aquella época
lucharon por conseguir mejorar sus salarios y sus condiciones de trabajo, ven
ahora como sus hijos están a punto de perder lo que ellos consiguieron con años
de sacrificio, lucha, huelgas, sanciones y despidos.
Que se dejen de eufemismos y
lo digan claro. Quienes hablan de contención salarial, lo que en realidad están
diciendo es que van a recortar nuestros salarios. Todo lo que no sea consolidar
nuestra masa salarial, como mínimo, al mismo nivel que lo haga el IPC, supone
la pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios.
Este acuerdo supone un enorme
retroceso en salarios y derechos. Deberán ser los trabajadores, en última
instancia, quienes tendrán que ratificar en referéndum, con su voto,
libre, directo y secreto, como se ha hecho durante los más de 45 años de
vida de esta factoría, si aceptan o no un acuerdo que supone una vuelta a
condiciones laborales incluso inferiores a las que teníamos en los años 90.
SOLO HAY UN CAMINO:
DIGNIDAD Y LUCHA
Almussafes, 11
de febrero de 2022